Renovarse en el corazón para renovar la vida religiosa
Reflexión de un religioso que me parece interesante compartir:
La renovación de la
vida religiosa atañe fundamentalmente al corazón de cada religioso, en cuanto
que se decida a serlo con profundidad y con radicalidad. Sin embargo, las
circunstancias externas (el envoltorio diríamos) también tienen su importancia.
Vivimos tiempos de
crisis. Muchos conventos y casas religiosas ven peligrar su futuro por falta de
vocaciones y una comprensible intranquilidad y desasosiego lastran la vida de
muchas comunidades. Durante mucho tiempo se ha achacado esta situación a la
creciente secularización de nuestra sociedad, o a la falta de compromiso y de
valor en los jóvenes de hoy.
Pero, ¿es esta la
entera verdad? ¿Están mal los conventos porque no tienen vocaciones, o no será
más bien al revés, porque los conventos están mal no tienen vocaciones? Los
jóvenes de hoy, como los de todas las épocas, solo comprometen su vida por
ideales bellos, sublimes, capaces de seducir a la persona o dotarla de un plan
de vida a la altura de dichas inspiraciones. Tal vez el contraste con una
realidad mediocre, cuando no simplemente fea o criticable, echa atrás a muchas
personas en el camino de su vocación.
La palabra "secularismo",
por mucho que la hayamos utilizado, tal vez no sea la más adecuada para
describir esta situación. Creo que sería más conveniente hablar de ateísmo. Sí,
en nuestra sociedad se difunde un agresivo ateísmo, que ya no utiliza armas
violentas sino la seducción de una vida cada vez más cómoda, más placentera y
más despreocupada. Lo peor de todo es que este ateísmo puede también haberse
infiltrado en los claustros. Siempre que desaparece la centralidad de Dios en
las comunidades, y lo sustituimos por otras cosas más asumibles por nuestro
entorno, desertamos de nuestro compromiso y rebajamos la calidad de nuestra vivencia
consagrada.
Criterios ajenos a la
tradición de vida religiosa, nuevas vías que nada tienen que ver con la fe
cristiana, puerilidades políticamente muy correctas, o simplificaciones que
tienden a extirpar la belleza de un ideal hieren con harta frecuencia las
comunidades. Estos conceptos tan abstractos tienen su traducción práctica en
absurdos tan lamentables como retiros espirituales con el baile del tango como
argumento, el silencio y la meditación cristiana en clave zen, liturgias
plagadas de cancioncillas tan sentimentales como ñoñas, oficios divinos en los
que se sustituyen las lecturas de los Padres por lecturillas espirituales a la
moda, el eneagrama como culmen del conocimiento psico-cristiano del alma, etc.
Sin entrar en detalles hirientes, no pueden dejar de sorprender cursos como
aquel de espiritualidad de San Juan de la Cruz desde una perspectiva zen; u
otros de orientación tan psicológica como escasamente cristiana.
Tampoco faltan ejemplos
de comunidades religiosas tan ricas, tan acomodadas a unos bienes históricos y
patrimoniales, que para nada necesitan trabajar, pues una pequeña comunidad de
religiosos es servida por un ejército de trabajadores. Y, cuando el entusiasmo
por sacar adelante honradamente una vida con el esfuerzo de las propias manos
es sustituido por una riqueza adquirida y no ganada, se puede dar por normal
una vida religiosa hecha de sucesivas veladas en torno a un café con pastas.
Evidentemente, ejemplos morales y estéticos tan mediocres son incapaces de
atraer a nadie que no busque otra cosa que la seguridad en un futuro
humanamente resuelto con ciertos atisbos de piedad.
Por ejemplo, la oración
común en el oratorio, si es que se hace, no es simplemente un acto comunitario.
La oración común expresa la dimensión eclesial de la comunidad religiosa que,
unida a Jesucristo, alaba la gloria de la Trinidad Santa e intercede por las
necesidades de todos los hombres. El canto, el cuidado por el lugar sagrado
donde se desarrolla la celebración litúrgica, la ordenación del ceremonial y la
belleza de los ornamentos, solo son signos visibles que intentan hacer tangible
el Misterio que evocan. Pero también en nuestros días muchas comunidades religiosas
obligadas al rezo coral (como Órdenes monásticas y mendicantes) han sucumbido a
la tentación de prescindir de estos elementos simbólicos, considerándolos como
una estética ajena a la sensibilidad actual y que distancia del común sentir
del Pueblo de Dios, buscando una pretendida simplificación que, sencillamente,
ha conducido a una fealdad que, carente de cualquier sentido simbólico, es
incapaz de alcanzar los grados de sublimidad atesorados en la tradición litúrgica.
La estética cristiana
implica una objetividad y exige una disciplina. La objetividad se refiere a que
dicha estética se fundamente en un lenguaje objetivo, transmitido de generación
en generación, que no depende de la voluntad de cada comunidad religiosa y que,
por lo mismo, es susceptible de ser comprendida en todo tiempo y lugar. La
disciplina alude al esfuerzo necesario para crear belleza recreando, en
fidelidad a la tradición, el lenguaje recibido de la tradición. El arte tiende
a no ser sencillo; de hecho, se fundamenta en el artificio, es decir, en la
elaboración de los elementos simples y naturales, para construir realidades más
complejas a través de las cuales se expresa la inefable riqueza del misterio cristiano.
Por eso mismo, la
liturgia conventual debiera reformarse en fidelidad a la objetividad y a la
disciplina, por más que estos conceptos sean rechazados por la estética
contemporánea, o creamos que nos alejan de la comprensión y sensibilidad del
común de la gente. Por el contrario, el pueblo fiel suele ser movido más
intensamente por la captación de la belleza que remite a un misterio
inexpresable, que por la comprensión intelectual de unos contenidos que
necesariamente han de ser simplificados y que son incapaces de expresar el
misterio sin destruirlo.
Por último, con
frecuencia solemos pensar en estructuras, actividades apostólicas y formas de
gobierno cuando nos referimos a la renovación de la vida religiosa, y nos
olvidamos que ésta sólo puede venir de la renovación de la vida que debemos
realizar en nuestro propio corazón, y que con tanta facilidad se acomoda a
situaciones fáciles y agradables.
¿Qué criterios deben
guiar en esta reforma? Ante todo, aquellos que nos conducen a una mayor
intimidad de vida con Jesucristo, y a una mayor decisión de entregar nuestra
existencia terrena para poder así compartir la eternidad de amor de la
Trinidad, hasta el derramamiento de nuestra sangre si fuera preciso.
El
"acomodarse" expresa muy bien los peligros que, tal vez después de
muchos años de vida religiosa, corren los religiosos: buscar la comodidad,
evitar lo arduo y refugiarse en una mediocridad dorada. Esto no es sino tibieza
del corazón. En el Apocalipsis, el Señor amenaza con escupir de su boca a los
tibios, que ni son fríos ni calientes. Renovarse implica entonces volver a
recuperar el ardor del ideal por el que el religioso lo dejó todo, y eso solo
se consigue recuperando la intensa unión del alma con Jesucristo.
Sin duda que muchas de
nuestras Órdenes y Congregaciones necesitan hoy de reforma y renovación, y que
son ejemplares las nuevas realidades de vida religiosa con los que el Espíritu
Santo mantiene vivo el ardor de la vida consagrada; pero más que envidiar estas
obras admirables en sí mismas, podemos comenzar por reformarnos y renovarnos a
nosotros mismos, insistiendo en la oración, en el regreso a las sanas
tradiciones, la autentica vida fraterna y la pobreza real en nuestro modo de
vida.
374. Franciscanas Misioneras de Asís
Las Hermanas
Franciscanas Misioneras de Asís son un Instituto Religioso de Derecho
Pontificio fundado por Fray Giuseppe Antonio Marcheselli OFMConv y Sor Ángela
María del Giglio en 1702 en Asís (Italia). Las Hermanas profesan la Regla de la
Tercera Orden de San Francisco, viviendo en oración, penitencia, fraternidad y
pobreza por amor a Cristo Pobre y Crucificado. Su labor apostólica está
encaminada al ejercicio de las obras de misericordia con particular empeño en
la instrucción y formación cristiana de la juventud, la hospitalidad en casas
de retiro, el acompañamiento de enfermos en sus casas y las misiones. Durante
200 años el Instituto estuvo sólo presente en Asís, pero desde 1902 se abrió a
una presencia internacional. Conocidas en Italia como las “Hermanas del Lirio”
(por el apellido de la Fundadora) se encuentran presentes en Italia, Rumanía,
Croacia, Albania, Grecia, Rusia, Turquía, Indonesia, China, Japón, Corea del
Sur, Filipinas, Kenya, Zambia, Cuba, EEUU, Brasil, México y Argentina.
373. Ermitañas del Corazón de Jesús
"Morando en el Corazón de Cristo:
el amor de Jesús, nuestra razón de ser".
Las Ermitañas del Corazón de Jesús nacen
en la Archidiócesis de Mérida (Venezuela) como retoño nuevo que el Señor hace brotar de tierra franciscana. De
esta raíz seráfica conservan y profesan la perfección del Santo Evangelio,
centrándose en el amor, oblación, adoración y reparación del Sagrado Corazón de
Jesús. Su forma de vida es semi-anorética, con tiempos de prolongada soledad y
oración (gran silencio: desde el domingo por la noche
hasta el sábado a mediodía), y tiempos de fraternidad evangélica. Siguen
el modelo de vida de los Padres del Desierto y su monasterio es una “Laura”,
con celdas al aire libre separadas unas de otras por cortos senderos y una
serie de oficinas comunes más la capilla conventual.
No buscan la soledad sólo como
una atmósfera o medio para vivir la contemplación, sino como una expresión del total don
de uno mismo a Dios. Se sienten llamadas a una función o labor
especial en el sótano espiritual de la Iglesia. Esta puede ser una vocación
incomprendida para muchos, vista como una evasión de la comunidad. Pero las
Ermitañas del Corazón de Jesús experimentan la irresistible necesidad de la
soledad con el equilibrio sereno de ser fraternas. Su índole propia es la vivencia del Amor a Jesús en dedicación
exclusiva y a tiempo completo como anacoretas, y el espejo de esta espiritualidad que las
caracteriza se refleja en su deseo de vivir el amor
fraterno como eco del Corazón de Cristo que nos dejó su Mandamiento
Nuevo.
Email: anacoretas.ermitadelcjhs@yahoo.com ;
Urgencia vocacional: vocaciones para las Comendadoras de San Juan de Jerusalén, Orden de Malta
Hoy en día
sabemos de muchos monasterios contemplativos femeninos que padecen una aguda
crisis vocacional. Pero cuando estos monasterios pertenecen a una Orden muy
pequeña y cuando además son un tesoro carismático de la Iglesia en España,
vislumbrar un futuro de desaparición es más doloroso aún.
Las
Comendadoras de San Juan de Jerusalén de la Orden de Malta cuentan con 800 años
de existencia en España y actualmente tan solo tienen un monasterio en Salinas
de Añana, en la provincia de Álava (tras el cierre de Barcelona, Gandía,
Zamora). Desde 1188, con la fundación del Real Monasterio de Sigena (Huesca),
las Comendadoras han dado testimonio de la primacía de Dios en nuestras vidas,
y ahora, en su mayor hora de necesidad, estas religiosas contemplativas
necesitan con urgencia vocaciones. Si alguna mujer con inquietudes vocacionales
para la vida monástica quiere ponerse en contacto con ellas, será bien
recibida. Os pido oraciones por estos momentos de auténtica necesidad que
padece esta Orden.
372. Comunidad Siervos de María del Corazón de Jesús
Los Siervos de María del Corazón de Jesús son una
Asociación Privada de Fieles fundada por Ana Rita Otaviano Tavares de Melo y José Tavares de Melo en 2000 (Brasil). Se
trata de una Comunidad compuesta por una rama masculina y otra femenina, ambas
con sección misionera y contemplativa. Su carisma brota del amor de los
Corazones de Jesús y María, que los hace testigos, en un estilo de vida alegre
y sencillo, del tierno amor que el Padre tiene por todos y cada uno de sus
hijos, especialmente por los más pobres y pequeños, y por aquellos que aún no
han tenido un verdadero encuentro con Él o que se hallan esclavizados por el
pecado (drogas, alcohol, prostitución…).
Su misión apostólica está dirigida principalmente a
los lugares y personas donde la fe está en mayor peligro debido a la pobreza y a la actividad de las sectas, o a la influencia de la mentalidad consumista,
materialista y hedonista fomentada por los grupos empresariales y los medios de
comunicación. Se dedican al basto campo de la nueva evangelización que pasa por
la correcta educación en la fe de los bautizados (cursos de teología, talleres
de Biblia, escuelas de oración…) para que se integren plenamente en la vida
parroquial y eclesial, y desde ahí puedan ser lanzados a la evangelización
(misiones populares, obras de caridad y reinserción social, misiones…). Están
presentes en Brasil, Colombia, Francia, Italia,
Portugal y Ruanda.
Más de 3.000 religiosos y religiosas de votos perpetuos y de Institutos de Derecho Pontificio abandonan cada año la vida religiosa
En algunos medios de información católica se alude a
la intervención que Mons. José Rodríguez Carballo OFM ha realizado en la
jornada de reflexión y estudio “Fidelidad
y perseverancia vocacional en una cultura de lo provisional”, que se ha celebrado
en el Antonianum de Roma (29.10.2013). E inciden, cuando no hacen un
reduccionismo falso, en que detrás de los abandonos está el llamado “zapping”,
que alude a que los jóvenes religiosos/religiosas de votos perpetuos no asumen compromisos
a largo plazo, pasando de un experimento a otro, sin hacer ninguna experiencia
que marque la vida. Y éste no es el punto central de la reflexión de Carballo
ni mucho menos. Por eso os presento su ponencia, para que leáis lo que él ha
querido transmitir. Basta de echar balones fuera: la culpa la tiene la
sociedad, los jóvenes religiosos, etc. Carballo también entona el mea culpa de
los propios Institutos Religiosos: su falta de vida espiritual, su activismo
obsesivo, la mala calidad de la formación, la incoherencia entre las exigencias
de la formación inicial y la vida real religiosa una vez profesado los votos…
Reflexión
de Mons. José Rodríguez Carballo OFM, Arzobispo titular de
Belcastro, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, sobre las causas de los
abandonos en la vida religiosa.
Desde hace
tiempo se habla de crisis en la vida religiosa
y consagrada. Y para justificar este diagnóstico, frecuentemente se recurre
al número de abandonos, que agudiza
la ya de por sí alarmante disminución de vocaciones que golpea a un gran número
de Institutos y que, si continúa así, pone en serio peligro la supervivencia de
algunos de ellos.
No
entro aquí en el debate acerca del carácter positivo o no de la crisis de la
que se habla. Es cierto, sin embargo, que, teniendo en cuenta el número de los
abandonos, y que la mayoría de ellos tiene lugar en edad relativamente joven,
dicho fenómeno es preocupante. Por otra parte, considerando el hecho de
que la hemorragia continúa y no parece detenerse, los abandonos son ciertamente síntoma de una crisis más amplia en la
vida religiosa y consagrada, y la cuestionan, por lo menos en la forma concreta
en que es vivida.
Por
todo esto, si bien es cierto que no podemos dejarnos obsesionar por el tema –
toda obsesión es negativa-, es también cierto que frente al problema no podemos
“mirar para otro lado” o “esconder la cabeza”. Por otra parte, si bien es cierto, también, que son muchos
los factores socioculturales que influyen en el fenómeno de los abandonos, es
también cierto que no son la única causa y que no podemos referirnos sólo a
ellos para tranquilizarnos y para explicar este fenómeno, hasta ver como
“normal” lo que no lo es.
Las cifras
No es
fácil conocer con precisión el número de los que abandonan cada año la vida
religiosa y consagrada, también porque hay casos que van a la Congregación para
los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, otros
que son llevados por la Congregación para el Clero, y otros que terminan en la
Congregación para la Doctrina de la Fe. En todo caso, las cifras de las que
disponemos son consistentes, como se puede ver por los datos que nos son
ofrecidos por las primeras dos Congregaciones.
La
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, en cinco años (2008-2012),
ha dado 11.805 dispensas: indultos
para dejar el Instituto, decretos de dimisión, secularizaciones ad
experimentum y secularizaciones para incardinarse en una diócesis. Se
trata de una media anual de 2361
dispensas.
La
Congregación para el Clero, en los mismos años, ha dado 1188 dispensas de las
obligaciones sacerdotes y 130 dispensas de las obligaciones del diaconado.
Son todos religiosos: esto da una media
anual de 367,7.
Sumando
estos datos con los otros, tenemos lo que sigue: han dejado la vida religiosa 13.123 religiosos/religiosas, en 5 años,
con una media anual de 2624,6. Esto quiere decir 2,54 cada 1000 religiosos.
A estos habría que agregar todos los casos tratados por la Congregación para la
Doctrina de la Fe.
Según
un cálculo aproximado pero bastante seguro, esto quiere decir que más de 3000 religiosos/religiosas de votos
perpetuos han dejado cada año la vida consagrada. En este cómputo no han sido contados los miembros de las Sociedades de
Vida Apostólica ni los de los Institutos Seculares, ni los religiosos/as de
votos temporales, ni los abandonos durante el noviciado.
Los motivos de los abandonos
Ciertamente
los números no son todo, pero sería de ingenuos no tenerlos en cuenta. Antes de
indicar algunas de las causas de los abandonos, creo que es oportuno decir que
es casi imposible relevar con exactitud tales causas. ¿El motivo? Es muy
sencillo: no tenemos datos totalmente confiables. A veces, una cosa es lo que
se escribe, otra cosa es lo que se vive. Además, en muchos casos lo que dicen
los documentos, de los que se dispone al final de un procedimiento, no
necesariamente coincide con la causa real de los abandonos. Sin embargo, de la
documentación que posee nuestro dicasterio se pueden identificar las siguientes
causas:
1) La ausencia de vida espiritual (oración
personal, oración comunitaria, vida sacramental) que conduce, muchas veces, a apuntar exclusivamente a las actividades de
apostolado, para así poder seguir adelante o para encontrar subterfugios.
Muy a menudo esta falta de vida
espiritual desemboca en una profunda crisis de fe, para muchos la más
profunda crisis de la vida religiosa y consagrada y de la misma vida de la
Iglesia. Esto hace que los votos ya no
tengan sentido (en general, antes del abandono hay graves y continuas
culpas contra ellos) y ni siquiera la misma vida consagrada. En estos casos,
obviamente, el abandono y la salida es más lógica.
2) Pérdida del sentido de pertenencia a la Comunidad,
al Instituto y, en algunos casos, a la misma Iglesia. En el origen de
muchos abandonos hay una desafección a
la vida comunitaria que se manifiesta: en la crítica sistemática a los
miembros de la propia Comunidad o del Instituto, particularmente a la
autoridad, que produce una gran insatisfacción; en la escasa participación en
los momentos comunitarios o en las iniciativas de la Comunidad, a causa de una
falta de equilibrio entre las exigencias de la vida comunitaria y las
exigencias del individuo y del apostolado que lleva a cabo; en buscar fuera lo
que no se encuentra en casa…
Los
problemas más comunes en la vida fraterna en comunidad, según la documentación
a nuestra disposición, son: problemas de relación interpersonal,
incomprensiones, falta de diálogo y de auténtica comunicación, incapacidad
psíquica de vivir las exigencias de vida fraterna, incapacidad de resolver los
conflictos… En lo que respecta a la pérdida de sentido de pertenencia a la
Iglesia, a veces es dada por la falta de
verdadera comunión con la Iglesia y se manifiesta, entre otras cosas, en el
no compartir la enseñanza de la Iglesia
sobre temas específicos como el sacerdocio femenino y la moral sexual.
Todo
esto termina con la pérdida del sentido de pertenencia a la institución, llámese
comunidad local, Instituto Religioso o Iglesia, que es considerada sólo en
cuanto puede servir a los propios intereses: por ejemplo, la casa religiosa, muchas veces, es considerada como un hotel o una
simple residencia. La falta de
sentido de pertenencia lleva, a menudo, también a abandonar físicamente la
comunidad sin ningún permiso. Siempre me ha impresionado ver religiosos que
abandonan la vida religiosa o consagrada con toda naturalidad, incluso después
de muchos años, sin que esto suponga ningún drama. Es claro que no dejan nada porque su corazón estaba en
otra parte.
3) Problemas afectivos. Aquí la
problemática es muy amplia: va desde el enamoramiento,
que se concluye con el matrimonio, a la violación
del voto de castidad, sea con repetidos actos de homosexualidad (más en los
hombres, pero igualmente presente y más de lo que se piensa entre las mujeres),
sea con relaciones heterosexuales más o menos frecuentes. Otras veces los
problemas afectivos tienen una clara repercusión en la vida fraterna en
comunidad, porque conciernen al mundo de las relaciones, provocando continuos
conflictos que terminan por hacer invivible la comunidad. Finalmente, los
problemas afectivos pueden ser tales que se llegue a la convicción de no poder
vivir la castidad y se decide, también por motivos de coherencia, abandonar la
vida consagrada.
El contexto socio-cultural
Cuando
se trata de identificar las causas o de proponer orientaciones, pienso que es
necesario hacer una radiografía, aunque breve y limitada, de la sociedad de la que provienen nuestros
jóvenes, los jóvenes que se dirigen a nosotros, así como las fraternidades
que los acogen.
Lo
primero evidente a todos es que estamos en un mundo en profunda transformación. Se trata de un cambio que trae
consigo el paso de la modernidad a la post-modernidad. Vivimos en un tiempo
caracterizado por cambios culturales
imprevisibles: nuevas culturas y sub-culturas, nuevos símbolos, nuevos
estilos de vida y nuevos valores. Todo ocurre a una velocidad vertiginosa. Las
certezas y los esquemas interpretativos globales y totalizantes que
caracterizaban la era moderna han dejado lugar a la complejidad, a la
pluralidad, a la contraposición de modelos de vida y a comportamientos éticos
que se han mezclado entre ellos de modo desordenado y contradictorio: son todas
características de la era moderna.
Mientras
en la modernidad existía la plausibilidad de un proyecto global, de una idea
matriz, de un “norte” como faro de comportamiento, el momento actual está caracterizado por la incerteza, por la duda, por
el replegarse en lo cotidiano y en lo emocional. Así se vuelve difícil
distinguir aquello que es esencial de lo que es secundario y accidental. Esto
produce en muchos: desorientación frente a una realidad que se presenta de tal
modo compleja que no se puede percibir; incerteza a causa de la falta de
certezas sobre las cuales anclar la propia vida; inseguridad por la falta de referencias seguras. Todo se une a una
gran desilusión frente a las preguntas existenciales, consideradas inútiles, ya
que todo es posible y lo que hoy es, mañana deja de ser.
Nuestro
tiempo es también un tiempo de mercado.
Todo es medido y valorado según la utilidad y la rentabilidad, también las
personas. Éstas, en términos de mercado, valen lo que producen y valen en
cuanto son útiles. Su valor oscila, por lo tanto, en base a la demanda. La concepción mercantilista de la persona
llega a privilegiar el hacer, la utilidad, e incluso la apariencia sobre el ser.
Vivimos,
también, en un tiempo que podemos definir el tiempo del zapping. Zapping, literalmente, quiere decir: pasar de
un canal a otro, sirviéndose del control remoto, sin detenerse en ninguno.
Simbólicamente, zapping significa no asumir
compromisos a largo plazo, pasar de un experimento a otro, sin hacer ninguna
experiencia que marque la vida. En un mundo donde todo está facilitado, no
hay lugar para el sacrificio, ni para la renuncia, ni para otros valores
similares. En cambios, estos están presentes en la opción vocacional que exige,
por lo tanto, ir contracorriente, como es la vocación a la vida consagrada.
Finalmente,
es necesario señalar también que en el mundo en que vivimos, y en estrecha
conexión con lo que hemos llamado “mentalidad de mercado”, está el dominio del neo-individualismo y la cultura
del subjetivismo. El individuo es la
medida de todo y todo es visto, medido y valorado en función de sí mismo y de
la autorrealización. En un mundo así, en el que cada uno se siente único
por excelencia, frecuentemente no existe
una comunicación profunda. El hombre actual habla mucho, aparentemente es
un gran comunicador, pero en realidad no logra comunicar en profundidad y, en
consecuencia, no lograr encontrarse con el otro.
Conclusiones
Como
conclusión de nuestra reflexión nos planteamos la pregunta: en una sociedad
como la nuestra, ¿es posible permaneces
fieles a una opción de vida que está llamada a ser definitiva e irrevocable?
La respuesta me parece sencilla si tenemos en cuenta a muchos consagrados que
viven alegremente la fidelidad a los compromisos asumidos en su profesión. De
todos modos, para prevenir los abandonos,
sin la ilusión de poder evitarlos totalmente, creo necesario lo que sigue.
- Que la vida consagrada y religiosa ponga en
el centro una renovada experiencia del Dios Uno y Trino, y considere esta
experiencia como su estructura fundamental. Lo esencial de la vida consagrada y
religiosa es “quaerere Deum”, buscar
a Dios, vivir en Dios.
- Que la opción por el Dios Viviente no se
viva en el encerrarse en un misticismo separado de todo y de todos, sino
que lleve a los consagrados a participar en el dinamismo trinitario ad intra y ad extra. La participación en el dinamismo trinitario ad intra supone relación de comunión con
los otros y lleva consigo el don de sí mismo a los demás. Por otra parte, vivir
el dinamismo trinitario ad extra
implica vivir críticamente y proféticamente en el seno de la sociedad.
- Que haya una decisión clara de anteponer
la calidad evangélica de vida al número de miembros o al mantenimiento de las
obras.
- Que en la cura pastoral de las vocaciones
se presente la vida consagrada y religiosa en toda su radicalidad evangélica
y se haga un discernimiento en consonancia con dichas exigencias.
- Que durante la formación inicial se asegure
un acompañamiento personalizado y no se hagan “descuentos” en las exigencias
de una vida consagrada que sea evangélicamente significativa.
- Que entre la pastoral vocacional, formación
inicial y permanente, haya continuidad y coherencia.
- Que durante los primeros años de profesión
solemne se asegure un adecuado acompañamiento personalizado.
Un
bello proverbio oriental dice: “El ojo ve
sólo la arena, pero el corazón iluminado puede entrever el fin del desierto y la
tierra”. Miremos con el corazón. Tal vez podremos ver aquello que otros no
ven.
† Fr. José Rodríguez Carballo OFM
371. Comunidad Santo Espíritu
La Comunidad Santo Espíritu es una Asociación
Pública de Fieles erigida en 2003 en la Diócesis de Livorno (Italia). Fray
Rinaldo Verdelli OFMCap y los esposos Enrica y Renzo, fueron los instrumentos
para iniciar esta Comunidad que tiene por carisma encarnar el primer deseo de
Santa Clara de Asís de vivir la misma forma de vida de San Francisco de Asís y
sus primeros compañeros. Los Hermanos y Hermanas priorizan la oración (seis
horas diarias) y la vida fraterna, disponibles a cualquier forma de apostolado
que favorezca en el Pueblo de Dios el espíritu de oración, sobre todo a través
de las misiones populares.
- Comunitá Santo Spirito
Via San Francesco, 2
23020 Montagna in Valtellina (SO)
ITALIADominicos en Irlanda y su "éxito" vocacional
Dominicos irlandeses en formación inicial
con el P. Provincial
Los Frailes Dominicos de la Provincia de Irlanda tomaron hace un par de años una decisión vital: renovarse o morir. Ante el envejecimiento progresivo de sus frailes y la ausencia de vocaciones, decidieron dar un nuevo rumbo a sus vidas, que consistía en acoger y recuperar todo lo realmente bueno de la tradición dominicana pero con los pies en el ahora y el presente real. Se centraron en recuperar la vida de oración (Misa conventual, Liturgia de las Horas en coro, oración mental en comunidad, rezo del Rosario, liturgia cuidada), la vida comunitaria (recreaciones, paseos comunitarios, trabajo manual en los conventos, formación conjunta, “vida” común dentro de las casas) y el estudio teológico, dentro de un renovado marco de sencillez y austeridad. También tomaron la resolución de volver a vestir el hábito dominico, ya que lo habían abandonado en la creencia de que en una sociedad secularizada este signo identitario ya no tenía sentido y podía ser contraproducente. Aunque reconocen que puede que algunos se hayan visto disuadidos de iniciar un proceso vocacional con ellos por este tema del hábito y la observancia regular, la verdad es que el hábito, en tanto que primer identificador visible de los frailes, ha supuesto la condición de posibilidad para que varios jóvenes se hayan interesado por la Orden. Así lo reconoce el encargado de la pastoral vocacional Fray Gerard Dunne: “Hace unos años tomamos la decisión consciente de llevar el hábito porque no teníamos vocaciones y andábamos por mal camino. Si no nos presentamos a nosotros mismos de una manera lo más posible auténtica, ¿quién iba a unirse a nosotros?”.
El caso de
la Orden de Predicadores en Irlanda constituye un hecho excepcional en un país
de 4 millones y medio de habitantes, con una población católica del 87% en
retroceso debido a los terribles escándalos de abusos sexuales en el seno de la
Iglesia irlandesa, y que afecta a varios Institutos Religiosos. Mientras otras
comunidades religiosas van cerrando casas, los Dominicos crecen en Irlanda, y
su modelo ya está influenciando a otras Órdenes religiosas, no sin las
reticencias de muchos que no terminan de ver en qué consiste la “novedad de los
Dominicos”, a la que consideran una vuelta al pasado.
Bendición de los escapularios
durante la profesión simple
La realidad
actual es que los Dominicos tienen en Irlanda 19 jóvenes en período de formación
inicial (antes de la profesión solemne), los últimos, dos novicios que tomaron
el hábito en septiembre, mientras otros cuatro hicieron su profesión simple en
el mismo mes.
Novicios de la Provincia de San José
con sus formadores
De igual
modo, los Dominicos de la Provincia de San José de EEUU tomaron también la
resolución de purificar sus vidas y volver a lo esencial de su forma de vida,
recuperando todo aquello que le es consustancial e identitario a su carisma. Basta
decir que han recibido 18 novicios este año.
370. Fraternidades Monásticas del Corazón de Jesús
“La obra a la que, después de reflexionarlo largo tiempo, creo que debo consagrar
mi vida, es la formación de dos pequeñas familias que lleven, la una el nombre
de “Hermanitos del Sagrado Corazón de Jesús”, y la otra “Hermanitas del Sagrado
Corazón de Jesús”, ambas con el mismo propósito: la glorificación de Dios por
la imitación de la vida oculta de Jesús y la adoración perpetua de la Santa
Hostia”. (Carlos de Foucauld)
Las Fraternidades Monásticas del Corazón de Jesús son una Asociación Privada de Fieles fundada en 2006 en la Diócesis de Chicoutimi (Canadá). La Asociación comprende dos ramas: los Monjes del Corazón de Jesús y las Monjas del Corazón de Jesús. Su espíritu y estilo de vida es aquel perfilado por el Beato Carlos de Foucauld para su comunidad de Hermanitos y Hermanitas del Sagrado Corazón de Jesús, comunidad que nunca llegó a existir en vida del Beato; por ello, estas Fraternidades Monásticas siguen el Reglamento escrito por el Beato Carlos para su soñada comunidad.
El carisma de las Fraternidades Monásticas radica en la adoración del Santísimo Sacramento, la alabanza divina y la vida fraterna, en el espíritu sencillo y humilde de Nazaret. El Santísimo Sacramento está expuesto en su iglesia, abierta desde el amanecer hasta al anochecer. Los monjes y monjas tienen Misa conventual, lectio divina, una hora de adoración silenciosa diaria, Oficio Divino en coro, trabajo manual y recreaciones. Los viernes son días de desierto en las Fraternidades. Sus Santos Patronos son el Beato Carlos de Foucauld, Santa Teresa del Niño Jesús y San Pío de Pietrelcina. Su vida no es exclusivamente contemplativa ya que realizan un apostolado compatible con su estilo de vida: visitas a enfermos, capellanes de hospitales y otros centros, retiros, formación catequética, etc. También acogen a los fieles en su hospedería monástica.
* Fraternidades Monásticas del Corazón de Jesús (web)
Email: info@monasterecoeurdejesus.com
Etiquetas:
Canadá,
comunidad masculina/femenina contemplativa,
Foucauld
369. Siervas del Santísimo y la Caridad
Madre María Jesús Upegui Moreno
Las Siervas del Santísimo y la Caridad son un
Instituto Religioso de Derecho Pontificio fundado por la Sierva de Dios Madre
María Jesús Upegui Moreno (+1921) en 1901 en Medellín (Colombia). Su carisma
consiste en amar y adorar a Jesús Sacramentado, fomentando su culto y devoción,
y trabajar por extender el reinado de la caridad entre los más necesitados a
través de las obras de misericordia.
“Para lograr el fin, las Religiosas
se dedican al amor y adoración al Santísimo Sacramento, a propagar
el culto de la Divina Eucaristía, y a extender el reinado de la caridad, particularmente, en obras de salud, educación, hogares para ancianos,
pastoral parroquial, obras sociales con un carácter misionero y evangelizador.”
(Const. 4).
Las Siervas, alrededor de 400, están
presentes en nueve países: Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, México, Brasil,
Italia y España (con dos comunidades en Madrid y Zaragoza).
Actualmente se encuentran en proceso de
formación los Hermanos Siervos del Santísimo y la Caridad, con el mismo carisma
y espíritu.
367. Misioneras de la Caridad y la Providencia
Madre María Luisa Zancajo de la Mata
Las
Misioneras de la Caridad y la Providencia fueron fundadas por la Sierva de Dios
Madre María Luisa Zancajo de la Mata (+1954) en 1941 en Madrid (España). Madre
María Luisa sufrió a temprana edad una parálisis que la dejó lisiada toda la
vida, teniendo que usar muletas. Por su invalidez fue ingresada en un asilo,
forjando su espíritu en la escuela del sufrimiento. A los 17 años hizo voto de
víctima de amor ofreciéndose al Amor Misericordioso de Dios. Con 29 años funda
la Congregación de espiritualidad oblativa (realizan un
cuarto voto de victimado de amor) y mariana, donde el amor al Corazón de Jesús
Víctima se hace real en el servicio a los más pobres y necesitados. Por eso en
1951 funda en la barriada más pobre de Hellín (Albacete). En esta ciudad, donde
reposan sus restos, se encuentra la Casa Madre. La Madre María Luisa fue
favorecida por Dios con una intensa vida mística y prodigios extraordinarios.
- Misioneras
de la Caridad y la Providencia
Casa
Madre
Carretera de Liétor, 76
02400 Hellín- Albacete
España
Tlfn: 967 300 590
En Honduras nace la Fraternidad de Misioneros de la
Caridad y la Providencia, Sociedad de Vida Apostólica que comparte con las
Misioneras el mismo carisma y espíritu.
366. Comunidad Milagro Eucarístico
Madre Inez con profesos, novicios y postulantes
La Comunidad Milagro Eucarístico es una
Familia Eclesial fundada por la Madre Inez de Souza Carvalho en 2003 en
Paranaguá (Brasil). Tiene por carisma “ser Eucaristía en las calles y rescatar
la dignidad humana”. Las ramas de vida consagrada la forman los Hermanos
Misioneros del Milagro Eucarístico y las Hermanas del Milagro Eucarístico. Viven
su vida religiosa de oración centrados en la adoración eucarística y la
alabanza divina de la Liturgia de las Horas.
Su misión apostólica consiste en evangelizar en las
calles y en los lugares donde más se necesita la presencia salvadora de Jesús
Eucaristía. En contextos de auténtica urgencia, los Hermanos y Hermanas
recorren las calles en busca de jóvenes y personas esclavizadas por la droga y
la prostitución. Salen al encuentro de aquellos que difícilmente entrarán en
una iglesia. A las ovejas perdidas no se las espera a que regresen, sino que se
sale a buscarlas. Por medio de la música, el teatro y otras actividades ofrecen
a los desheredados el mensaje de que Jesús Eucaristía los ama y los llama a una
nueva vida. En centros especializados de formación se les da una nueva
oportunidad a estas personas con vistas a su reinserción social. Están
presentes en Brasil.
Etiquetas:
Brasil,
comunidad masculina/femenina apostólica
365. Monjas Faustinas de Jesús Misericordioso
“Mi Corazón está colmado de gran misericordia para las almas. Oh, si
pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de mi
Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de
misericordia; para ellas vivo en el tabernáculo; como Rey de Misericordia deseo
colmar las almas de gracias, pero no quieren aceptarlas. Oh, qué grande es la
indiferencia de las almas por tanta bondad, por tantas pruebas de amor. Tienen
tiempo para todo, solamente no tienen tiempo para venir a Mí a tomar las
gracias”. (Diario, 367)
Las Monjas Faustinas de
Jesús Misericordioso son una Asociación Pública de Fieles fundada por la Madre
María de Cristo en la Diócesis de Ciudad del Este (Paraguay). Son una nueva
comunidad monástica que vive como don particular el carisma espiritual recibido
por Santa Faustina Kowalska: el gran anuncio de la Divina Misericordia, el
mayor atributo de Dios, que brota del seno amoroso de la Santísima Trinidad y
que el Señor quiso volver a recordar al mundo por medio de su confidente. Para cumplir con esta misión, estas comunidades monásticas se empeñan en reflejar este mayor atributo de Dios, su Misericordia. Para ello, cada monja se compromete a asimilar la Misericordia de Dios, a vivir de ella, y procuran, según su vocación monástica, que los demás la conozcan y tengan confianza en la bondad infinita de Dios, exaltando, meditando y adorando la Misericordia Divina. El culto devocional y litúrgico a Jesús Misericordioso ocupa un lugar principal en estos monasterios. Se cumplen fielmente, con mucho amor y devoción, los elementos que Jesús dictó a Santa Faustina: la veneración de la imagen, la Fiesta de la Divina Misericordia, el rezo de la Coronilla, la Hora de la Misericordia y los actos de misericordia con el prójimo.
Las Monjas Faustinas están totalmente dedicadas a la vida contemplativa para buscar sólo a Dios con todo el corazón, en la soledad y en el silencio de una vida separada del mundo, en el trabajo humilde y pobre, en la renuncia y en la obediencia, en el corazón de una comunidad unida por el vínculo de la caridad bajo la orientación maternal de una abadesa. Se esfuerzan por hacer de toda su vida una oración pura y continua que encuentra su máxima expresión en la celebración solemne de la Sagrada Liturgia.
Las Monjas Faustinas están totalmente dedicadas a la vida contemplativa para buscar sólo a Dios con todo el corazón, en la soledad y en el silencio de una vida separada del mundo, en el trabajo humilde y pobre, en la renuncia y en la obediencia, en el corazón de una comunidad unida por el vínculo de la caridad bajo la orientación maternal de una abadesa. Se esfuerzan por hacer de toda su vida una oración pura y continua que encuentra su máxima expresión en la celebración solemne de la Sagrada Liturgia.
De la tradición monástica occidental, las Faustinas adoptan la Santa Regla de San Benito, tomando de ésta como punto central el Opus Dei y los votos de estabilidad, conversión de costumbres, obediencia y observancia monástica.. Acogen como propia la doctrina de Santa Teresa de Jesús, sobre todo
en lo que se refiere a la oración contemplativa, que junto a Santa Faustina
Kowalska y San Benito de Nursia son los Padres y Maestros espirituales de la
comunidad.
Etiquetas:
comunidad femenina contemplativa,
Divina Misericordia,
Paraguay
364. Misioneros de Familia y Juventud
Los Misioneros
de Familia y Juventud son una Asociación Pública de Fieles fundada por el P.
Agustín Rojano Nava en 1996 en la Archidiócesis de Monterrey (México). La
Asociación, con vistas a erigirse como Sociedad de Vida Apostólica, está
formada por sacerdotes y hermanos que en comunidad de fe, amor, vida y
evangelización, viven con el empeño apostólico de atender el campo de la familia
y de la juventud, bajo el amparo de Santa María de la Juventud. Recientemente
ha comenzado la fundación de la rama femenina, Misioneras de Familia y
Juventud. Están presentes en México.
363. Fraternidad María Inmaculada, Hermanitos y Hermanitas de María Inmaculada
“Cuando el fuego del amor se enciende, no encuentra espacio en el corazón, sino que se propaga fuera de él, enciende, devora, atrapa otros corazones. Conquista cada vez más hermanos para su ideal, para la Inmaculada”. (San Maximiliano María Kolbe)
P. Santo Donato (dcha.)
La Fraternidad María Inmaculada es una familia eclesial fundada por el P. Santo Donato en la Archidiócesis de Reggio Calabria (Italia) en 2000. Los Hermanitos y Hermanitas de María Inmaculada constituyen su rama de vida consagrada. Su misión consiste en vivir el Evangelio de Jesús en un estilo de vida orante y fraterno, en el que cada religioso se da cotidianamente a sí mismo a favor de los demás, a ejemplo de María Inmaculada la esclava del Señor. Tienen como ejemplo e inspirador a San Maximiliano María Kolbe, mártir de la caridad y apóstol de la Inmaculada. Empeño particular de la Fraternidad es la construcción de la Ciudadela de la Inmaculada, lugar de culto mariano y eucarístico, centro de promoción mariano, lugar de luz y exuberante belleza natural, de retiro y oración, casa de María y de todos sus hijos.
* Contacto
- Fraternita Maria Immacolata
Piccoli Fratelli e Sorelle dell´Immacolata
Vía San Maximiliano María Kolbe
89011 Pellegrina di Bagnara Calabra (RC)
Italia
Tel.: (+39) 0965 337 936
Etiquetas:
comunidad masculina/femenina contemplativa,
Inmaculada,
Italia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)