"Tened
caridad, guardad la humildad, vivid la pobreza voluntaria".
(Testamento de Santo Domingo de Guzmán)
Las monjas de la Orden de Predicadores, conocidas como Dominicas,
fueron fundadas el 27 de diciembre de 1206, en Prulla (Francia), por Santo
Domingo de Guzmán, para que sostuvieran con sus vidas orantes su predicación y
la de sus hermanos Dominicos fundados en 1215.
“Estas
servidoras de Dios siguen ofreciendo una adoración agradable a su Creador, en
la santidad de su vida y en la pureza de su candor. Una vida que es conducente
a la salvación para ellas, un ejemplo para los otros, una alegría para los
ángeles y un goce para Dios.” (Beato Jordán de Sajonia)
Las monjas Dominicas, con su vida de oración, de
silencio y de penitencia, dan testimonio de que Dios existe, que Dios vive, que
vale la pena seguirlo, que Dios plenifica y hace felices a los seres humanos.
Escogen con plena libertad una forma de vida en la que se dedican al
seguimiento exclusivo de Jesucristo y a las cosas celestiales.
"Por
más que urja la necesidad de un apostolado activo, las monjas ocupan un lugar
preclaro en el Cuerpo Místico de Cristo, ya que ofrecen a Dios el sacrificio de
alabanza, ilustran al pueblo de Dios con abundantísimos frutos de santidad, y
lo dilatan con una misteriosa fecundidad apostólica... son manantial de gracias
en el silencio, en asidua oración y alegre penitencia..." (Perfectae
Caritatis, 7)
"Buscar
a Jesucristo en el silencio, pensar en Él e invocarlo, de tal manera que la Palabra que sale de la
boca de Dios no vuelva a El vacía, sino fructifique en aquéllos a quienes ha
sido enviada." (Constituciones, 1 § II)
La monja Dominica es una mujer que ama a Dios y le
habla a Dios de la humanidad, alguien que eleva el clamor de tantos millones de
personas hasta el trono de la gracia. Imitando a Jesús, que se retiraba al desierto
para orar, las Dominicas son un signo de la Jerusalén Celeste
que los Dominicos están llamados a construir con su predicación. Mediante la
perseverancia en la actitud de escucha, estudio y práctica de la Palabra , anuncian el
Evangelio de Dios con el ejemplo de sus vidas. Edifican en el claustro la Iglesia de Dios, que por
la oblación de sí mismas han de extender por el mundo con este programa de
vida:
"Uniformes
en la forma de vida puramente contemplativa, guardando en la clausura y en el
silencio la separación del mundo, trabajando diligentemente, fervientes en el
estudio de la Verdad ,
escrutando con corazón ardiente las Escrituras, perseverantes en la oración,
ejercitando con alegría la penitencia, buscando la comunión en el régimen, con
pureza de conciencia y con el gozo de la concordia fraterna, buscan con
libertad de espíritu al que ahora las hace vivir unánimes en una misma casa y
en el día novísimo las congregará como pueblo de adquisición en la Ciudad Santa ". (Constituciones,
1 § V)
La vida contemplativa dominica se centra en torno a
Jesús, llevando las monjas a cabo su vocación a través de:
1) La oración pública y privada: Por medio de la Liturgia de las Horas,
oración pública de la Iglesia ,
las Dominicas se entregan a la alabanza divina. Así el cántico de alabanza que
continuamente tributan con sus vidas es continuación del mismo que el Hijo de
Dios al encarnarse trajo a la tierra. Por eso, al celebrar el Oficio Divino,
recuerdan y hacen suyas aquellas palabras de San Agustín: "Reconozcamos nuestra propia voz en Jesucristo y su propia voz en
nosotras".
2) Lectura de la Palabra de Dios.
3) Estudio: El estudio no sólo nutre la contemplación
sino que favorece el cumplimiento de los Consejos Evangélicos con una fidelidad
más lúcida. La luz y fuente del estudio de la monja dominica es Dios.
4) Trabajo manual: Favorece el equilibrio de la mente
y evolución de la propia personalidad. Se hacen solidarias de la suerte de
tantos hombres, especialmente de los pobres.
5) Vida comunitaria: "Viviendo unánimes en el Señor, no teniendo más que un alma y
corazón en Dios, dentro del monasterio".
Las Dominicas profesan una tierna devoción filial a la Madre de Dios: "Las monjas amen intensamente y honren
a la
Bienaventurada Virgen María, Madre de Misericordia, Reina de
los Apóstoles y de las Vírgenes, y también modelo sublime de meditación de las
palabras de Cristo y de docilidad a la propia misión".
Cada
monasterio de la Orden
es autónomo e independiente, permaneciendo cada uno bajo el régimen y cuidado
de su Madre Priora. Ahora bien, para ayudarse mutuamente y colaborar en
diversos aspectos, normalmente se encuentran federados. Los monasterios de Dominicas
en España están agrupados en tres federaciones: Federación de Santo Domingo, Federación
de la Inmaculada y Federación
de Nuestra Señora del Rosario.
Algunos monasterios
en España:
Monasterio de Santa María del Pilar,
Zaragoza
-
MM. Dominicas
Monasterio
de Santa María del Pilar
Cofradía
del Señor atado a la Columna ,
2 – Bajo
50012
Zaragoza
España
Tel.
976 75 20 71
Email: msmdelpilar@gmail.com