394. Monjas Dominicas, Orden de Predicadores



"Tened caridad, guardad la humildad, vivid la pobreza voluntaria"
(Testamento de Santo Domingo de Guzmán)

Las monjas de la Orden de Predicadores, conocidas como Dominicas, fueron fundadas el 27 de diciembre de 1206, en Prulla (Francia), por Santo Domingo de Guzmán, para que sostuvieran con sus vidas orantes su predicación y la de sus hermanos Dominicos fundados en 1215.


“Estas servidoras de Dios siguen ofreciendo una adoración agradable a su Creador, en la santidad de su vida y en la pureza de su candor. Una vida que es conducente a la salvación para ellas, un ejemplo para los otros, una alegría para los ángeles y un goce para Dios.” (Beato Jordán de Sajonia)

Las monjas Dominicas, con su vida de oración, de silencio y de penitencia, dan testimonio de que Dios existe, que Dios vive, que vale la pena seguirlo, que Dios plenifica y hace felices a los seres humanos. Escogen con plena libertad una forma de vida en la que se dedican al seguimiento exclusivo de Jesucristo y a las cosas celestiales.

"Por más que urja la necesidad de un apostolado activo, las monjas ocupan un lugar preclaro en el Cuerpo Místico de Cristo, ya que ofrecen a Dios el sacrificio de alabanza, ilustran al pueblo de Dios con abundantísimos frutos de santidad, y lo dilatan con una misteriosa fecundidad apostólica... son manantial de gracias en el silencio, en asidua oración y alegre penitencia..." (Perfectae Caritatis, 7)


"Buscar a Jesucristo en el silencio, pensar en Él e invocarlo, de tal manera que la Palabra que sale de la boca de Dios no vuelva a El vacía, sino fructifique en aquéllos a quienes ha sido enviada." (Constituciones, 1 § II)

La monja Dominica es una mujer que ama a Dios y le habla a Dios de la humanidad, alguien que eleva el clamor de tantos millones de personas hasta el trono de la gracia. Imitando a Jesús, que se retiraba al desierto para orar, las Dominicas son un signo de la Jerusalén Celeste que los Dominicos están llamados a construir con su predicación. Mediante la perseverancia en la actitud de escucha, estudio y práctica de la Palabra, anuncian el Evangelio de Dios con el ejemplo de sus vidas. Edifican en el claustro la Iglesia de Dios, que por la oblación de sí mismas han de extender por el mundo con este programa de vida:

"Uniformes en la forma de vida puramente contemplativa, guardando en la clausura y en el silencio la separación del mundo, trabajando diligentemente, fervientes en el estudio de la Verdad, escrutando con corazón ardiente las Escrituras, perseverantes en la oración, ejercitando con alegría la penitencia, buscando la comunión en el régimen, con pureza de conciencia y con el gozo de la concordia fraterna, buscan con libertad de espíritu al que ahora las hace vivir unánimes en una misma casa y en el día novísimo las congregará como pueblo de adquisición en la Ciudad Santa". (Constituciones, 1 § V)


La vida contemplativa dominica se centra en torno a Jesús, llevando las monjas a cabo su vocación a través de:

1) La oración pública y privada: Por medio de la Liturgia de las Horas, oración pública de la Iglesia, las Dominicas se entregan a la alabanza divina. Así el cántico de alabanza que continuamente tributan con sus vidas es continuación del mismo que el Hijo de Dios al encarnarse trajo a la tierra. Por eso, al celebrar el Oficio Divino, recuerdan y hacen suyas aquellas palabras de San Agustín: "Reconozcamos nuestra propia voz en Jesucristo y su propia voz en nosotras".
2) Lectura de la Palabra de Dios.
3) Estudio: El estudio no sólo nutre la contemplación sino que favorece el cumplimiento de los Consejos Evangélicos con una fidelidad más lúcida. La luz y fuente del estudio de la monja dominica es Dios.


4) Trabajo manual: Favorece el equilibrio de la mente y evolución de la propia personalidad. Se hacen solidarias de la suerte de tantos hombres, especialmente de los pobres.
5) Vida comunitaria: "Viviendo unánimes en el Señor, no teniendo más que un alma y corazón en Dios, dentro del monasterio".

Las Dominicas profesan una tierna devoción filial a la Madre de Dios: "Las monjas amen intensamente y honren a la Bienaventurada Virgen María, Madre de Misericordia, Reina de los Apóstoles y de las Vírgenes, y también modelo sublime de meditación de las palabras de Cristo y de docilidad a la propia misión".


Cada monasterio de la Orden es autónomo e independiente, permaneciendo cada uno bajo el régimen y cuidado de su Madre Priora. Ahora bien, para ayudarse mutuamente y colaborar en diversos aspectos, normalmente se encuentran federados. Los monasterios de Dominicas en España están agrupados en tres federaciones: Federación de Santo Domingo, Federación de la Inmaculada y Federación de Nuestra Señora del Rosario.



Algunos monasterios en España:


Monasterio de Santa María del Pilar, Zaragoza

- MM. Dominicas
Monasterio de Santa María del Pilar
Cofradía del Señor atado a la Columna, 2 – Bajo
50012 Zaragoza
España
Tel. 976 75 20 71