El testimonio de la Venerable Sor Clara de la Concepción Sánchez García (1902-1973), monja Clarisa



Juana de la Concepción Sánchez García nace el 14 de febrero de 1902  en Torre de Cameros (La Rioja). A la edad de dos años, la familia se traslada a Rebollar (Soria). Desde pequeña mostró señales de querer consagrar su vida a Dios, al que se entregaba ya en la niñez en tiernos momentos de oración. Con 20 años ingresa en el monasterio de Clarisas de Soria y cambia su nombre por el de Sor Clara de la Concepción. Es destinada a diversos oficios, realizados siempre con alegría y humildad, como sacristana, destacando por su delicadeza y amor por las cosas del Señor, ropera, ecónoma, tornera y vicaria.


Sor Clara con el antiguo hábito

Durante 17 años ejerció el servicio de Abadesa, mostrándose como una madre solícita y ejerciendo el gobierno con alegría, humildad y sabiduría. Con la ayuda del Señor consiguió una profunda renovación de la vida espiritual de su comunidad en clave evangélica y franciscana. Enamorada del carisma de la que se llamó “plantita de Nuestro Padre San Francisco” logró que la comunidad volviera a la observancia prístina de la Regla de Santa Clara, renunciando a dispensas y glosas que la habían asfixiado desde siglos pasados (como rentas y patrimonio), y esto antes del Concilio Vaticano II. Sus frutos pronto comenzaron a ser visibles con la bendición de vocaciones, que hasta hoy hacen de las Hermanas de este monasterio una comunidad dinámica y floreciente. Su amor por Jesús Eucaristía, como fiel reflejo de Santa Clara, se vio recompensado con la instauración en la iglesia conventual de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento ante el que las Hermanas por turnos tributan amor, adoración y reparación.


Tras 53 años de vida consagrada, murió repentinamente de un infarto de miocardio el 22 de enero de 1973. Tras la noticia de su muerte, centenares de fieles sorianos y foráneos, acudieron a despedirse de ella, y a dar gracias al Señor por su testimonio, dejando patente que sí es posible evangelizar desde el claustro. Enterrada en tierra en el cementerio conventual, en 1982 se procede a la exhumación de su cadáver hallándose incorrupto. Es entonces trasladado a una capilla de la iglesia del monasterio, donde es visitado por los fieles.


En abril de 2014 el Papa Francisco promulga el decreto que reconoce las virtudes heroicas de Sor Clara de la Concepción, declarándola venerable, y permitiendo el desarrollo del proceso hacia el siguiente paso, la beatificación.

Las Clarisas de Soria afirman que Madre Clara sigue siendo hoy para ellas un pilar de la comunidad, que se esfuerza por vivir sus ideales, que no son otros que los vividos por San Francisco y Santa Clara, y transmitirlos a las nuevas generaciones de Clarisas. La bendición del Señor ha permitido que el monasterio de Soria (que cuenta con 54 monjas) haya podido revitalizar o fundar monasterios en Medinaceli (Soria), Valdemoro (Madrid), Zimbabwe y Mozambique.