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En el blog hemos comentado en más de una ocasión que el cierre de un monasterio de vida contemplativa constituye una auténtica tragedia. Tragedia para las monjas que, después de tantos años viviendo en el monasterio donde llegaron con su juventud, tienen que marchar a otra comunidad; tragedia para la Iglesia (todos nosotros) que ve cómo las casas de sus hijas consagradas sólo “a Dios y sus cosas” van languideciendo, cerrando. Es un goteo incesante, más doloroso aún cuando se trata de comunidades monásticas buenas y fieles, que tristemente no tienen vocaciones y sus monjas son mayores, y muchas veces impedidas.
En España en los últimos 10 años han cerrado más de setenta monasterios de monjas. Antes de la crisis económica era fácil venderlos y se convertían en hoteles (si tenían algún valor artístico), casas de cultura, residencias de ancianos, o se tiraban para construir viviendas (depende de la situación estratégica). Algunas comunidades se los entregaban a la Diócesis en un gesto de desprendimiento y comunión, aunque habría que ver bien “a qué manos diocesanas se entregaban y para qué”.
Pero una casa que ha sido levantada para Dios debe continuar siendo sólo para Dios. Y los obispos, y las propias monjas que se van, deben hacer lo humanamente posible para que esto sea así. Por esto nos alegran estos testimonios, que si bien son tristes porque implican el fin de presencias centenarias de vida contemplativa, suponen un nuevo comienzo y una nueva oportunidad para esos monasterios de vida contemplativa abocados al cierre. Implantar una nueva comunidad en estos centenarios monasterios puede parecer demasiado arriesgado, pero hay que intentarlo, pues si la cosa sale bien dará mucha gloria a Dios en beneficio de tantas almas.
Agustinas Descalzas de Alcoy.
Al fondo, las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo.
- En febrero de 2013, las monjas Agustinas Descalzas (ver aquí) se van del monasterio del Santo Sepulcro de Alcoy (Alicante) fundado en 1597. Se trata además de la Casa Madre de la Orden. El monasterio será habitado por la rama contemplativa de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo (ver aquí) cuya rama activa tiene casas en Gijón, Covadonga y Madrid. Con la marcha de las Agustinas Descalzas de Alcoy, el cierre en años recientes de los monasterios de Denia y L´Olleria (2009, entregado a las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará- ver aquí), la Orden cuenta con dos Monasterios: el de Benigánim (al que se traslada la comunidad de Alcoy) y Murcia.
Real Monasterio de la Visitación de Orihuela
- En enero de 2013, las monjas Salesas (ver aquí) del Real Monasterio de la Visitación de Orihuela (Alicante) se van para unirse al Primer Monasterio de la Visitación de Madrid. En Orihuela quedaban ya sólo tres Salesas mayores. Tras 180 años de presencia, la falta de vocaciones las lleva a dejar su querido monasterio. El obispado anuncia que buscará una comunidad contemplativa que lo habite, y mientras residirán en él los Hermanos de la Fraternidad Arca de María (ver aquí).
Y así están las cosas para bien y para mal. Las vocaciones al claustro ya no van a tocar a las puertas del monasterio como hace años. Las monjas no pueden quedarse, arrastradas por la inercia, tan plácidamente esperando que les lleguen las jóvenes o no tan jóvenes. Esto es precipitarse al fin. Pero también es cierto que “moverse” tampoco puede dar ningún resultado. Las Agustinas Descalzas de Alcoy tenían página web y varios videos en Youtube con miles de visitas. Y no deja de venirme a la mente aquellos monasterios que tantas veces salen en los medios, de los que habla tanta gente de Iglesia… esos que tienen tantas vocaciones, y que son apoyados por algunos nuevos movimientos eclesiales que les suministran vocaciones, a veces a costa del propio carisma de la comunidad o al menos introduciendo novedades propias de aquellos movimientos. Me cuesta comprender cómo en una misma Orden, en un mismo país, y hasta en una misma Diócesis, puede haber un monasterio de la Orden x con 60, 50, 40 monjas y otro de la misma Orden x con 5,10 monjas mayores que finalmente termina cerrando. Pero esto es otra historia… Sólo la oración y la vida observante y fiel no atraen vocaciones, hay algo más, otros componentes menos sobrenaturales que influyen (tal vez la edad de las monjas, el lugar, la novedad de la comunidad, la ideología…). No sé que será, pero hay que tenerlo en cuenta, y no achacar a Dios y su bendición lo que a veces es pura obra humana, buena, pero humana. Dios no bendice con vocaciones a un monasterio por ser fiel y castiga a otro sin vocaciones por andar con el norte perdido. Esto no puede ser siempre así, porque hay monasterios con monjas santas y fieles, y sin vocaciones.