Para aclararnos:
LCWR (The Leadership Conference of Women Religious): Es la organización (fundada en 1956) que agrupa al 80 % de las religiosas de los Estados Unidos de América. Consta de 1.500 Institutos Religiosos afiliados y un total de 45.600 religiosas, cuya edad media es de 73 años. La edad media de las pocas mujeres que ingresan a estos Institutos es de 40 años.
Web: http://lcwr.org/
CMSWR (Council of Mayor Superiors of Women Religious): Es la otra organización de religiosas de los Estados Unidos de América. Fue fundada en 1992 y agrupa al 20% de las religiosas estadounidenses. La componen un total de 100 Institutos Religiosos con 11.400 religiosas y una media de edad de 35 años. La edad media de las jóvenes que ingresan a estos Institutos es de 21 años.
Asamblea General de la LCWR en 1963
Cuando en 1956 fue establecida la Conferencia de Superiores Mayores de Mujeres Religiosas (cambió su nombre en 1971 por el de Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, LCWR) se pensaba en una entidad que sirviera para desarrollar recursos educativos, espirituales y apostólicos entre los diversos Institutos Religiosos femeninos, así como para crear un canal unificado de comunicación de las religiosas americanas con la Sede Apostólica.
Las religiosas en los EEUU formaban un impresionante cuerpo de vida consagrada que abarcaba múltiples obras apostólicas: educación, sanidad, caridad, publicaciones, misiones, casas de oración, etc. Y junto a su fructuoso “hacer” apostólico, brillaba aún más su “ser”, su testimonio público de vida consagrada, externamente manifiesta en una pintoresca variedad de hábitos religiosos.
¡A renovarse que lo manda el Concilio!
Tras el Concilio Vaticano II y su petición de renovación de la vida religiosa (decreto Perfectae Caritatis de 1965), las religiosas americanas se embarcaron en esta ardua tarea de volver a lo esencial de las fuentes fundacionales y carismáticas, obedeciendo pues a la autoridad eclesial. Pero perdieron el rumbo… siguieron al frente de numerosas obras apostólicas, pero vieron mermadas sus fuerzas por los miles de abandonos de religiosas y los escasos nuevos ingresos. Fuera los hábitos religiosos, fuera las prácticas tradicionales de piedad, fuera los tiempos de oración comunitarios, fuera lo de vivir en casas religiosas… se empeñaron en vivir en pisos, innovar con formas de oración ajenas a la tradición cristiana, apoyar corrientes teológicas disidentes, buscar trabajos paralelos en la sociedad civil… se disolvieron en la masa pero sin fermentarla.
40 años después... caminando, ¿hacia dónde?
Hasta tal extremo llegó el desvarío que en 1992 algunos Institutos Religiosos que no se veían representados por la política e ideología de la LCWR, elevaron a la Sede Apostólica la petición de erigir otra organización de religiosas, la CMSWR. Sus religiosas están en plena comunión con la Iglesia en doctrina, práctica sacramental y gobierno. Ofrecen testimonio público de consagración llevando sus respectivos hábitos y aunque son menos en número, son bendecidas en vocaciones. Y esta es la realidad, guste o no guste es así.
Miembros de la LCWR
En 2009 la Sede Apostólica ordenó una auditoría entre las congregaciones religiosas femeninas de EEUU, generándose una gran polémica. Algunas religiosas de la LCWR acusaron a Roma de intenciones hostiles y se negaron a colaborar. Recientemente, se ha vuelto a avivar la polémica sobre si la LCWR actúa conforme a su misión en la Iglesia y sus estatutos aprobados por Roma. La evaluación doctrinal por parte de Roma de la LCWR no ha sido positiva. Desde el Concilio Vaticano II, la LCWR ha caminado hacia posturas ideológicas manifiestamente contrarias al magisterio de la Iglesia: feminismo radical, abandono de las estructuras tradicionales religiosas, pérdida del enfoque cristológico, desapego a la doctrina católica, defensa del sacerdocio femenino, del aborto y del matrimonio religioso homosexual, adopción de la corriente New Age, etc.
La evaluación doctrinal de la Congregación de la Doctrina de la Fe, reconociendo las obras buenas realizadas por estas religiosas, considera sin embargo una serie de problemas con las actividades de la LCWR y las manifestaciones públicas contrarias a la fe católica de muchos de sus miembros. Por ello la Sede Apostólica ha decidido reformar la LCWR, proceso dirigido por el Arzobispo de Seattle, conforme a cinco puntos:
1) Revisión de los estatutos de la LCWR para proporcionar una mayor claridad acerca de su misión y sus responsabilidades.
2) Revisar los planes de la LCWR y programas, incluidos los ponentes invitados a su asamblea anual.
3) Crear nuevos materiales para la formación inicial y continua que proporcionen una comprensión más profunda de la fe católica.
4) Revisar y ofrecer orientación sobre los textos litúrgicos y prácticas sacramentales, poniendo la Eucaristía y la Liturgia de las Horas en el centro de los eventos de la LCWR.
5) Evaluar las organizaciones afiliadas, a saber, la Red y el Centro de Recursos para los Institutos Religiosos.
El 1 de junio de 2012, la LCWR emitió un comunicado en respuesta a la evaluación doctrinal. Se quejó de que el proceso no había sido transparente, las denuncias no habían sido probadas, y los remedios eran desproporcionados en relación a los problemas. Se dijo que la evaluación doctrinal había "provocado escándalo y dolor en la comunidad eclesial y había creado una mayor polarización."
Pat Farrell
A principios de agosto de 2012, tras la asamblea general de la LCWR, su presidenta Pat Farrell declaró que su organización está abierta al diálogo y la confrontación de ideas sobre sus posturas en relación al magisterio eclesial, pero sin “comprometer la integridad de su misión”, sugiriendo incluso que las religiosas no necesariamente necesitan ser parte de las estructuras formales de la Iglesia.
"Esta primavera se lleva el color malva"
Y así están las cosas. Se puede comentar mucho, ¿pero para qué? La Sede Apostólica intenta controlar las locuras de estas mujeres, que comprometen a la Iglesia y su misión en el mundo. Éstas dicen que mejor sería concentrar esfuerzos en luchar contra la pederastia clerical, y tienen razón: la pederastia clerical debe salir a la luz y los criminales deben ser juzgados. Pero una cosa no quita la otra. La misión de la autoridad de la Iglesia es reconducirlas a la correcta interpretación de la vida religiosa. Esta autoridad ha hecho dejación de sus funciones en este campo desde hace décadas y ahora las religiosas se creen capaces de pontificar ellas mismas sobre lo que debe ser su vida religiosa. Pero las cosas no funcionan así en la Iglesia, y lo saben en virtud de su profesión religiosa, la cual hicieron la mayoría en los años 40, 50 y 60, cuando las cosas estaban bien claras. Así que si quieren desligarse de las estructuras formales de la Iglesia, pues ahí tienen la puerta que conduce a la secularización. Pero que no llamen vida religiosa a lo que no lo es, ni seguimiento de los consejos evangélicos a lo que no lo es. Y menos aún catolicismo a una religión hecha a la carta.
¡Sí que hay futuro!