San Roberto de Molesmes recibe
a San Bernardo en la Orden
+ Orden Cisterciense de la Común Observancia (O.Cist)
La Orden del Císter tiene su origen en la fundación de la Abadía de Citeaux (Francia) en 1098 por San Roberto de Molesmes, con la colaboración de San Alberico y San Esteban Harding. El Santo Fundador y sus compañeros deseaban llevar a cabo una reforma del monacato benedictino que consideraban alejado del auténtico espíritu de San Benito, a tenor del género de vida relajado y mundano que se había instalado en tantas abadías benedictinas. Contribuyó a su desarrollo y expansión San Bernardo de Claraval (1090-1153), considerado el maestro espiritual de la Orden. En 1132 se funda el primer monasterio de monjas Cistercienses en Tart-l´Ábbaye (Francia). La restauración de la Regla Benedictina llevada a cabo por la Orden del Císter se centraba en el ascetismo monástico apoyado por el silencio y la soledad, el rigor litúrgico pues para cantar las alabanzas del Señor vinieron los monjes al monasterio, y el trabajo manual al que tanta importancia concedió San Benito y cuyo abandono es sintomático de la relajación del monacato.
San Bernardo imprimió un fuerte fervor mariano en la Orden
Gran novedad en la Orden del Císter fue el vínculo que unía en la observancia de la Regla y la caridad las diferentes abadías. Entre 1114 y 1118, el Abad de Citeaux, San Esteban Harding, redactó la Carta de Caridad que es el texto constitucional de la Orden. Este texto instauraba una disciplina uniforme en el conjunto de las abadías. Cada abadía, aun conservando una gran autonomía, dependía de una abadía madre: la que la fundó o aquella a la que estuviese vinculada. Establecía a su vez la figura del Abad Visitador y un Capítulo General de la Orden, supremo órgano moderador de la misma.
Ruinas del Monasterio de Moreruela (Zamora)
Con la Desamortización de Mendizábal de 1835, desaparecieron en España todos los monasterios cistercienses masculinos, quedando los de las monjas Cistercienses bajo la jurisdicción de los obispos. A finales del s. XIX comienza la restauración de los Cistercienses de la Común Observancia en España; no obstante son pocos los monasterios restaurados. Actualmente existen 2 monasterios masculinos. Los monasterios femeninos son 18.
En España existen a día de hoy dos Congregaciones de la O.Cist:
Comunidad del Monasterio de San Andrés de Arroyo (Palencia)
* Congregación de San Bernardo de Castilla (femenina):
- Monasterio de Nuestra Señora de Alconada en Ampudia de Campos (Palencia).
- Monasterio de San Quirce y Santa Julita en Valladolid (Valladolid).
- Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad Bernarda en Madrid (Madrid).
- Monasterio del Santísimo Sacramento en Boadilla del Monte (Madrid).
- Monasterio de San Vicente el Real en Segovia (Segovia).
- Monasterio de Santa María de Barria en Oyón (Álava).
. Monasterios masculinos:
. Monasterios femeninos:
+ Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (OCSO): Trapenses
La Orden Cisterciense de la Estricta Observancia nace como una vuelta a los orígenes del Císter. Su promotor fue Dom Armand Jean le Bouthillier de Rancé, que lideró la vuelta a la primitiva observancia en el Monasterio de la Trapa (Francia) en 1664. Permaneció como una rama reformada de la Orden hasta su independencia concedida por León XIII en 1893. La nueva Orden se basaba en la Carta de Caridad y en las tradiciones cistercienses interpretadas por el Abad de Rancé. En 1902, León XIII les impuso el nombre de Orden de Cistercienses Reformados o de la Estricta Observancia. A raíz de la Desamortización de Mendizábal de 1835 que confiscó los bienes de las Órdenes monásticas y las suprimió, los monasterios Cistercienses de la Común Observancia de España quedaron abandonados. En el último cuarto del s. XIX comenzó la restauración de la vida monástica en España. Los Cistercienses de la Estricta Observancia con renovado impulso consiguieron a lo largo del s. XX recuperar algunos de los antiguos monasterios que habían sido de los Cistercienses de la Común Observancia y de los Benedictinos. A día de hoy, la inmensa mayoría de los monasterios masculinos de Cistercienses en España son de la Estricta Observancia (Trapenses).
Comunidad del Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos)
* Monasterios masculinos de la Orden en España:
- Monasterio de Santa María de Viaceli (Cantabria).
- Monasterio de Monte Sión (Toledo).
* Monasterios femeninos de la Orden en España: Al llegar los Trapenses a España durante el s. XIX, algunos monasterios de monjas Cistercienses pasaron a la Estricta Observancia; otros son de nueva fundación. La primera “Trapa femenina” española fue la de Santa María de San José en Alloz (Navarra).
- Monasterio de Santa María Gratia Dei en Benaguacil (Valencia).
- Monasterio de Santa María la Real en Arévalo (Ávila).
- Monasterio de Nuestra Señora de la Paz en La Palma (Murcia).
Comunidad del Monasterio de Villamayor de los Montes (Burgos)
* Congregación Cisterciense de San Bernardo de España o de las Huelgas Reales (femenina): Esta Congregación de la OCSO nace en 1994 con la integración de aquellos monasterios de monjas que si bien históricamente pertenecían a la Orden Cisterciense de la Común Observancia, habían iniciado un progresivo acercamiento y vinculación espiritual con la OCSO, promovido por el hecho de la práctica inexistencia de monjes O.Cist en España. Tras el proceso pertinente, los monasterios aglutinados en la Congregación de San Bernardo se integraron de manera definitiva en la OCSO.
- Monasterio de San Miguel de las Dueñas en San Miguel de las Dueñas (León).
- Monasterio de San Clemente en Toledo (Toledo).
- Monasterio de Santa María la Real en Villamayor de los Montes (Burgos).
- Monasterio de Santa María la Real en Villamayor de los Montes (Burgos).
- Monasterio de S. Joaquín y Sta. Ana en Valladolid (Valladolid).
- Monasterio de Sta. María la Real en Gradefes (León).
- Monasterio de Santa María de Jesús en Salamanca (Salamanca).
- Monasterio de la Encarnación en Talavera de la Reina (Toledo).
- Monasterio de Santa María de Jesús en Salamanca (Salamanca).
- Monasterio de la Encarnación en Talavera de la Reina (Toledo).
- Monasterio de la Encarnación en Córdoba (Córdoba).
- Monasterio de la Purísima Concepción en Villarrobledo (Albacete).
- Monasterio de la Purísima Concepción en Villarrobledo (Albacete).
- Monasterio de la Purísima Concepción en Córdoba (Córdoba).
- Monasterio de San Ildefonso en Teror (Gran Canaria).
- Monasterio de Ntra. Sra. del Río y San José en Liérganes (Cantabria).
- Monasterio de la Santísima Trinidad en Breña Alta (Tenerife).
- Monasterio de las Calatravas en Burgos (Burgos).
Comunidad del monasterio de San Bernardo (Burgos)
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Es preciso recordar que tras la reforma del Císter y de la Trapa se encontraban verdaderas situaciones de necesidad, que obligaron en conciencia, bien a San Roberto de Molesmes o al Abad de Rancé, a comenzar de nuevo tras los pasos del Evangelio de Jesús y la Regla de San Benito. Por ejemplo, en el contexto histórico de San Roberto, los monasterios benedictinos se habían convertido en auténticos latifundios agrícolas, donde los abades actuaban como señores feudales, despreocupándose de la comunidad monástica que en muchos casos vivía alejada del primitivo fervor y observancia. San Roberto quiso retomar a la primitiva pobreza, la alabanza divina (abandonada en algunos monasterios) y el trabajo manual (abandonado por algunos benedictinos en pos de un más que sospechoso trabajo intelectual que se resolvía a efectos prácticos en holgazanería, con lo que los monjes no vivían de su trabajo sino de las rentas del monasterio).
Tristemente, con el transcurso del tiempo, la Orden del Císter volvió a caer en el mismo error, siendo escandaloso el hecho de que por abades cistercienses se encontrasen miembros de la nobleza y del alto clero que ni siquiera residían en los monasterios, pero que por dicho cargo recibían cuantiosas sumas de dinero. El Abad de Rancé quiso de nuevo retornar a la pobreza y simplicidad de vida del monje. A día de hoy, gracias a Dios, estas intromisiones del mundo en los monasterios no se dan con tanta virulencia, y tantos los Cistercienses de la Común Observancia como los Cistercienses de la Estricta Observancia viven su vida monástica centrada en la búsqueda de la unión con Dios a través de la oración litúrgica y personal, de la Lectio Divina y del trabajo manual, siguiendo el camino trazado por San Benito en su Regla.
Comunidad del Monasterio de Santa María de Huerta (Soria)
Conocer el monasterio para elegir la comunidad adecuada
Ahora bien, la observancia y las costumbres varían de un monasterio a otro. No es lo mismo ingresar en un monasterio que en otro aunque sean de la misma Orden. Lo prudente y aconsejable es visitar in situ varios monasterios para comprobar cómo transcurre en ellos la vida y verificar qué espíritu es con el que el vocacionado se siente más identificado. Y en nuestra opinión, lo más importante es el componente humano de dichos monasterios: sus monjes y monjas. Es necesario conocer a la comunidad monástica para intuir qué clases de relaciones fraternas basadas en la caridad se dan entre sus miembros. Y como en todas partes, en los monasterios hay de todo.
La espiritualidad del Císter
Madre de los Cistercienses
La Orden del Císter surgió como un intento de recuperar la vida benedictina en su naturalidad y sencillez originales, encarnando la Regla de San Benito en su pureza e integridad, en su rectitud y en su verdad. La vida cisterciense implica vida de desierto, ciudad y escuela. En cuanto desierto, el monasterio es un espacio de soledad, un lugar ascético, de combate espiritual y purificación, de vacío y silenciamiento interiores, que pretende abrir el alma a la escucha de la Palabra de Dios.
En tanto que ciudad expresa la dimensión comunitaria de la vida cisterciense como cristalización de la comunidad cristiana ideal: una comunidad mística de creyentes transformados en Cristo por la asimilación a la Palabra y unidos entre sí por el amor ordenado y la concordia.
"La Divina Providencia, por una gracia admirable, dispuso que en estos desiertos en que habitamos tengamos la quietud de la soledad sin carecer, no obstante, del consuelo de una agradable y santa compañía. Cada uno puede sentarse solitario y callar, ya que nadie le dirige la palabra; por otra parte, no puede decir: 'pobre del que está solo, porque no tiene a nadie que lo reanime ni lo levante si cae'. Vivimos rodeados de muchas personas, y a pesar de ello no estamos en medio del tumulto, vivimos como en una ciudad y, sin embargo, ningún ruido nos impide oír la voz del que clama en el desierto, con tal que guardemos el silencio interior tanto como el exterior". (Beato Guerrico O.Cist)
San Benito considera su monasterio como una escuela y un taller espiritual: la idea del monasterio como una escuela en la que Cristo es el Maestro. La escuela monástica ofrece una enseñanza existencial, espiritual, integral, impartida por la escucha de la Palabra de Dios, que enseña el camino de los mandamientos por el que los monjes corren, como dice la Regla, con el corazón dilatado. En definitiva, el objetivo de la vocación cisterciense consiste en buscar a Dios en una vida de sencillez, en la escucha de su Palabra, en oración personal y litúrgica y en el trabajo manual, todo ello en un marco de soledad y silencio, y gozosa compañía de hermanos.
Todos estos monasterios disponen de hospedería monástica, donde pasar unos días de retiro con la posibilidad de asistir a los oficios litúrgicos de la Comunidad.
* Orden Cisterciense de la Común Observancia- O.Cist (web)
* Orden Cisterciense de la Común Observancia- O.Cist (web)