Los Misioneros Ecuménicos fueron fundados por Mons. Giulio Maria Penitenti en 1944 (Italia) con el objetivo de hacer conocer y amar el don de la Unidad entre los cristianos, principalmente a través de la oración y el diálogo de la caridad. Su carisma nace del deseo expresado por Jesucristo en la Última Cena: “Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea que Tú me has enviado” (Jn 17,21). Los Misioneros quieren actuar y ser uno con la Iglesia, para que su oblación sea total, incesante e incondicional por la gran causa ecuménica.
Además de los tres votos de obediencia, pobreza y castidad, emiten el de fidelidad al Sumo Pontífice, ya que sólo siendo fieles a la Iglesia y a su Jerarquía se puede ser artífices de la Unidad querida por Cristo. Su apostolado consiste en promover la unidad ecuménica desde la caridad, sensibilizando a los católicos para que oren por esta intención y se conviertan en testimonio auténtico para que el mundo vea “cómo se aman”. Mons. Giulio también fundó la rama femenina de las Misioneras Ecuménicas, con casas en Italia, España. EEUU, México e Israel. Los Misioneros están presentes en Italia y México.