Se ha pedido a las jóvenes religiosas que se inscriban en el encuentro de la JMJ con el Papa Benedicto XVI en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial que vistan su respectivo hábito religioso: “Como en todas las audiencias privadas con el Santo Padre, las postulantes, las novicias y las profesas, para poder participar, tendrán que llevar su respectivo hábito”. Nada fuera de lo normal. Se trata de un encuentro de religiosas, postulantes y novicias menores de 35 años que tendrá lugar el viernes 19 de agosto en el Patio de los Reyes a las 11:30.
Y claro está, ya han salido algunos voceros de las religiosas y algunas de éstas protestando por esta “inusitada” petición. Que si en sus Constituciones no figura nada del hábito, que si el Vaticano II se lo permitió quitar, que si el contexto socio-cultural, bla, bla… Lo primero, lo segundo y todo lo que venga por detrás mentira. Los Institutos Religiosos, que nos los Institutos Seculares (ambas formas de vida consagrada), tienen obligación de vestir hábito religioso, de identificarse externamente como religiosas de la Iglesia. ¿El contexto socio-cultural? Patraña que lo justifica todo. ¿Cuál es éste contexto en España por ejemplo? ¿Y cuál era en los catolicísimos años 70 cuándo se quitaron el hábito? ¿Las religiosas que llevan hábito no se han enterado en qué contexto socio-cultural viven? Por favor.
Llevar hábito o no, es síntoma y reflejo externo de otra cuestión más profunda y crucial que no vamos a tratar ahora. Unos dicen que no se acepten a las que vayan sin hábito, otros que sí, otros que al final la Conferencia Episcopal echará marcha atrás… nosotros pensamos que cada cual vaya como le venga en gana. Después de 40 años permitiéndolo por parte de Superioras Mayores, Jerarcas y hasta la Santa Sede, no tiene sentido mandar algo ahora que se ha tornado costumbre. Pero no estaría mal que las sentaran separadas. A las que lleven hábito sentadas a un lado, y las de sin hábito al otro. La foto al menos quedaría curiosa. Y nos acordamos de aquellas religiosas que queriendo vestir su hábito no lo hacen por presiones de su comunidad, comentarios e insinuaciones y de otras tantas para las que llevar hábito supondría hoy en día ponerlas en riesgo grave para sus vidas. Aquí sí cuenta lo del "contexto socio-cultural".