“Dadles vosotros de comer”
“Saciamos el hambre de Verdadero Amor de los hombres de todos los tiempos y lugares, convirtiéndonos en una hostia viva, es decir, en alimento que da Vida, mediante nuestra entrega gratuita al servicio de nuestros hermanos en el desarrollo de nuestra vida apostólica”.
Los Peregrinos de la Eucaristía constituyen una Asociación Pública de Fieles de Derecho Diocesano, iniciada por el P. Francesco María de la Santísima Trinidad y la M. Amada Clara de los Sagrados Corazones de Jesús y María en 2005, en Valledupar/Cesar (Colombia). Esta familia religiosa está formada por: los Peregrinos de la Eucaristía (sacerdotes y hermanos), las Peregrinas de la Eucaristía y los Laicos Peregrinos que comparten su carisma y espíritu viviendo en el mundo.
Los Peregrinos de la Eucaristía se ordenan a cultivar intensamente una espiritualidad eucarística y en consecuencia a vivir la existencia eucarística de Nuestro Señor Jesucristo en alegre expropiación de la propia voluntad y en pobreza. Vivir la existencia eucarística de Nuestro Señor Jesucristo es ser alimento para la vida del mundo, por la transformación que se realiza en aquel que recibe, como el Hijo, la Voluntad del Padre y se deja hacer por Él, queriendo lo que Él quiere, deseando lo que Él desea y amando lo que Él hace. La expropiación de la propia voluntad, piedra angular de su carisma, conlleva unos frutos que la testimonian: ser sacramento de unidad y vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas.
Ser alimento para la vida del mundo significa vivir una existencia de cordero. El cordero escucha y acoge amorosamente la Voluntad de su Pastor, guardando su Palabra. Porque “no vive el hombre solo de pan sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). De esta manera, el Peregrino se constituye en enviado que sacia el hambre que el hombre tiene de Dios y que Dios tiene del hombre: "Dadles Vosotros de comer". Los Peregrinos a la luz de la Iglesia comprenden el Evangelio como el encuentro con la Persona del Hijo, en la que el Padre nos revela el misterio de su pobreza que es a la vez insondable riqueza, porque en Él, el Padre nos lo ha dado todo.
A través de la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, se proponen vivir en total, exclusiva y definitiva entrega generosa y alegre al Señor, ocupándose solamente de sus cosas. Además profesan un voto de entrega a la maternidad espiritual de María. El rasgo que caracteriza su espiritualidad se condensa en la expresión “Sicut agnos” (como corderos), porque la Eucaristía se nos entrega a modo de alimento (Cordero) que quita el pecado del mundo. Y es también espiritualidad mariana porque la Santísima Virgen María, como Madre y Maestra, es modelo de vida eucarística que enseña a escuchar y guardar la Palabra de Dios para luego ser y hacer todo lo que el Padre quiere y desea. “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38): escuchar a la Virgen es amar y obedecer a Dios. Ella imprime en el corazón del Peregrino, ese “haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Toda su vida de oración litúrgica la realizan ante el Santísimo Sacramento expuesto.
El principal patrono de los Peregrinos de la Eucaristía es San Francisco de Asís, por su gran amor al Evangelio. También lo son: Santa Clara de Asís, Santa Teresa del Niño Jesús, Beata Teresa de Calcuta, San Pio de Pietrelcina, San Francisco Javier, Beato Juan Pablo II, y Santa Catalina de Siena (Patrona de los Laicos Peregrinos)
Los Peregrinos se caracterizan por vivir en una constante escucha de la Palabra de Dios (su Voluntad) a través de la Iglesia por medio de sus representantes legítimos. En consecuencia profesan un gran amor por ella y por el Romano Pontífice en espíritu de humildad y obediencia. Se caracterizan además por vivir de la Providencia que es manifestación de esa misma Voluntad. La Providencia no sólo entendida como un recibir de Dios el pan material, sino un recibir de Dios todo aquello que les hace posible alcanzar su fin último, la Bienaventuranza Eterna. Los Peregrinos viven una vida fraterna en espíritu de pobreza, gratuidad y alegría, que es a su vez comunión con las tres Personas Divinas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El Peregrino es alimento para el mundo, su propia vida y existencia es un testimonio público de entrega y donación: “Van allí donde existe hambre de Dios”, por lo que trabajan en los centros peregrinos (parroquias desde donde se despliega la acción misionera: retiros, catequesis, círculos familiares, adoración eucarística perpetua, etc.) y en los Belenes “Casas del Pan” (lugares donde se desarrolla un apostolado específico). Éstos son medios a través de los cuales llegan al fin que el Señor desea realizar a través de ellos: dar de comer a un mundo hambriento de Dios.
Esta Asociación de Fieles con miras a constituirse en una Familia Eclesial de Vida Consagrada está presente en Colombia, Uruguay, España (Archidiócesis de Pamplona y Tudela) y Argentina (Laicos Peregrinos en la Diócesis de San Miguel- Buenos Aires).
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