Los signos de los tiempos

Mons. Ranjith

Parte de la entrevista concedida por el Secretario de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, Monseñor Albert Malcolm Ranjith a la revista Radici Cristiane (Octubre de 2008):

No sólo es cosa de un pasado muerto...

En el Concilio Vaticano II, nos hemos preguntado con frecuencia cómo estar atentos para leer los signos de los tiempos. Por lo demás, una bellísima expresión. Pero entramos en contradicción con nosotros mismos cuando cerramos nuestros ojos y nuestros oídos a lo que ocurre en torno a nosotros. Existe hoy una gran demanda de espiritualidad, de coherencia, de sinceridad, de una fe no sólo proclamada sino también vivida. Esto lo vemos sobre todo en las jóvenes generaciones. Me gusta a veces encontrar jóvenes sacerdotes y seminaristas que quieren ir en una dirección de búsqueda del Eterno. Nosotros, que somos de la generación del Concilio Vaticano II, que ha proclamado siempre el deber de estar siempre atentos a los signos de los tiempos, no debemos justo ahora volvernos ciegos y sordos. Los signos de los tiempos cambian con la historia. Si estamos atentos no sólo a los signos de los tiempos de la época de 1968, sino también a los de hoy, entonces tendremos que abrirnos a este fenómeno, reflexionarlo, examinarlo.

...si no de un presente VIVO.

Es extraño que en algunos países de Europa, las religiosas vistan como mujeres comunes y abandonen el velo. El velo es un símbolo de algo eterno, algo de “un ya y todavía no”. De aquel sentido escatológico predicado por el Señor mismo: aunque ahora estemos en la tierra pertenecemos a una realidad distinta. Luego ¿qué sentido tiene abandonar todo esto para integrarnos en una cultura moribunda? He visto tantos jóvenes sacerdotes y religiosas que son fieles a sus signos de consagración. No es que el hábito sea todo, pero también él tiene un sentido. Me acuerdo de un día que viajaba en el TGV desde París a Lyon, vestido de sacerdote. En un determinado momento un señor se me acerca y me pregunta si soy un sacerdote católico. Respondí que sí y él me pidió que lo confesara. Entonces fuimos a un rincón donde podíamos estar sin ser molestados. Él me dijo que era católico pero no practicante regular y que estaba buscando alguno con quien hablar. Decía estar contento de haberme encontrado, porque veía que soy un sacerdote. Pero ¿habría tenido él esta ocasión si yo hubiese estado vestido de chaqueta y corbata?

Jóvenes testimonios

Repito, es extraño y triste que en un mundo con tantos jóvenes desilusionados de las trivialidades, hartos de la superficialidad, del materialismo consumista, muchos sacerdotes y religiosas vayan vestidos de civil, abandonando su signo de pertenencia a una realidad diversa. Leer los signos de los tiempos significa discernir que ahora los jóvenes buscan al Eterno, buscan un objetivo por el cual sacrificarse, que están listos y son generosos. Y donde hay estas disposiciones debemos estar presentes.

Franciscanos de la Renovación

Si no, hablamos en el nombre del Concilio, criticamos a todos los demás en el nombre del Concilio, pero somos incoherentes cuando no logramos leer estos signos de los tiempos.