58. Discípulos de Jesús

La Hermandad de los Discípulos de Jesús fue fundada por el P. Pablo Cárdenas en 1984, en la diócesis de San Luis Potosí (México). El Instituto está compuesto por sacerdotes y hermanos. Su carisma se resume en la siguiente cita del Santo Evangelio: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc. 4,18-19).
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“Seguimos e imitamos a Jesús, como nuestro único Maestro y Señor que ungido e impulsado por el Espíritu Santo realiza la obra del Padre: evangelizar, discipular y formar la comunidad cristiana”.
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Ser Discípulos de Jesús es ponerse voluntariamente bajo su dirección: hacen suyos sus ideales, sus enseñanzas, su forma de vida, su Espíritu. Los Discípulos quieren estar con su Maestro, conocerlo, escucharlo, seguirlo, imitarlo, ser y actuar como Él. Los religiosos tienen por objetivo permanecer vitalmente adheridos a la Persona viva y real de Cristo: vivir conscientes de su presencia en nosotros y entre nosotros. De igual modo, se deciden a compartir su destino, su Cruz, su Cáliz, su Reino y para los fieles, su Gloria. El hábito final del profeso perpetuo consta de túnica gris y escapulario negro con capucha.

Fraternidad orante
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Los apostolados que realizan están insertos en los planes pastorales de las diócesis para colaborar así en la Misión de la Iglesia Universal. Toda la finalidad del apostolado consiste en suscitar la fe en Jesucristo para que creyendo se tenga vida en su Nombre. Los más necesitados, espiritual y materialmente, tienen para los Discípulos una prioridad fundamental. Además de las casas religiosas apostólicas, por Constitución tienen una casa especial de retiro, a modo de Santo Desierto, donde los religiosos que así lo desean pueden llevar una vida más contemplativa. Actualmente están presentes en México y Roma.