¡Oh Sagrado Convivio en que Cristo es nuestra Comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de Gracia y se nos da la prenda de la Gloria futura!
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Cardenal Medina Estévez
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- ¿Qué piensa del los Neocatecumenales? “Debo decir que entre ellos hay algo bueno, que es el sincero amor por Cristo, pero...”
- ¿Pero? “En los años, como Prefecto del Dicasterio Vaticano competente en la materia, infortunadamente he notado en sus liturgias auténticas extrañezas y preocupantes extravagancias. Hace tiempo la Santa Sede los ha invitado a meterse en el paso y obedecer. Les aconsejó hacerlo, porque la liturgia no es propiedad de ninguno, tanto menos de Kiko Argüello”.
- Ud. habla de extrañezas y extravagancias. ¿Qué cosa alude precisamente? “En cuanto a la comunión hecha estando sentados y sin arrodillarse. Me parece una absoluta falta de respeto por Cristo. Vamos ahora a las homilías. Me consta que laicos hacen los sermones que no se pueden llamar explícitamente homilías, pero lo son en la sustancia. Recuerdo ahora mismo que según la Divina Liturgia sólo el ministro consagrado, sea un sacerdote o un diácono, puede hacer la homilía. Se trata de abusos peligrosos”.
Siempre con Pedro, al paso de la Iglesia
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- Hablemos ahora de abusos litúrgicos en general. “Francamente, y me alegra, hoy la situación ha mejorado, y mucho, gracias primero al Siervo de Dios Juan Pablo II y después al Papa Benedicto XVI”.
"Se considera la Liturgia como el ejercicio del Sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia". (SC 7)
- Los abusos litúrgicos comenzaron después del Concilio Vaticano II... “Si, pero no a causa del Vaticano II. Efectivamente, después del Concilio se ha creado mucha confusión que a su vez generó un clima de recreación. Erróneamente se ha pensado que todo fue permitido y admitido en nombre de la así llamada creatividad litúrgica que, en concreto, se ha traducido trágicamente en caos y anarquía”.
Desorden y desobediencia
- Una palabra mágica, la creatividad litúrgica... “La tengo sólo como sinónimo de desorden y desobediencia. Pero el tiempo de la creatividad, gracias a Dios, parece finalizado. Cierto, hoy se notan tantos sacerdotes que cambian las lecturas, abusos en temas de absoluciones generales y así, pero la situación no parece tan dramática como en otro tiempo”.
- Eminencia, si Ud. debiera explicar qué cosa es la liturgia en pocas palabras, ¿qué diría? “Diría que es el aspecto práctico de la Fe. El centro de la liturgia y de la Santa Misa es Jesucristo, para pesar de los que pretenden racionalizarlo todo. La Misa es don, Sacrificio, búsqueda de lo trascendente y de misterio. No es justo ni mucho menos tolerable que ninguno, digo ninguno, se apodere de la liturgia con ideas y lucideces personales”.
Absoluta falta de respeto por Cristo e infidelidad a la Iglesia
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- Algunas veces se nota la tendencia de espectacularizar la Misa “Cierto, pero quien lo haga, se equivoca. El corazón de la Misa es el Señor y no el celebrante. La liturgia mira a Cristo y no a quien celebra la Misa. Algunos sacerdotes tienden a hacer un espectáculo, es un error. La Misa no es un espectáculo, ni una película. Ciertas Misas-show me preocupan de veras”.
"Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el Sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la Cruz", sea sobre todo bajo las Especies Eucarísticas". (SC 7)
- En conclusión, ¿qué recomienda? “Que la Misa sea celebrada dignamente, con música apropiada, gestos correctos y ninguna extravagancia. Y lo reclamo todo, por el bien de la Iglesia, de la obediencia: lo repito, la liturgia no es propiedad de ninguno, sino de la Iglesia".